- La Institución Educativa Pedro Nel Jiménez, en palabras de varios de los líderes y pobladores del centro poblado de Panamá de Arauca, es la mayor inversión no militar del Estado en esa zona en 40 años.
- Esta nueva sede beneficiará a más de 900 estudiantes que tendrán 3.690 metros, tras una inversión de 10.808 millones de pesos en aulas, laboratorios, zona administrativa, comedor, cocinas, cancha, aulas múltiples y baterías sanitarias.
La historia de Arauquita ha estado encubierta por el conflicto armado, el oleoducto que parte de Caño Limón y la ausencia social del Estado. En contraste, la gente de la región pide ser vista y narrada de otra manera. Para brindarles un futuro más pacífico y productivo a las nuevas generaciones, quieren hablar de sus resistencias en comunidad, su producción agrícola, la riqueza de sus suelos y su trabajo.
Una de esas historias casi oculta es la de Panamá de Arauca, un centro poblado creado en los años 70 por criollos y migrantes de las costas Pacífica y Caribe y de los Santanderes, que llegaron huyendo de la violencia en sus regiones o atraídos por la oportunidad de tener tierras tituladas en el proceso de colonización que incentivó el Incora, equivalente de entonces a la actual Agencia de Tierras. En los años 80 llegaron otros tantos impulsados por las opciones laborales de la industria petrolera.
Con los adultos que buscaban tierra, opciones laborales y de vida, llegaron también niñas y niños que en pocos años ya eran decenas rondando por las calles del caserío, cuya población era tan joven como el pueblo mismo. Entonces llegó el momento de crear la escuela.
¿Cómo se crea una escuela?
“Construimos casas, calles, una cancha y la junta comunal, en este terreno que Hernando Sanabria había donado para construir Panamá de Arauca”, recuerda Reinaldo Romaña, uno de los fundadores del ahora centro poblado. Romaña es uno de esos miles de afrodescendientes del Pacífico que por años fueron de un lugar a otro ‘procurándose la vida’, hasta que terminaron en Arauca.
“Ya había muchos niños, entonces dijimos: ¡Vamos a crear una escuela! Cortamos los palos, armamos el rancho, pusimos el techo de palma”, cuenta Romaña. Como la escuela no era parte del sistema público, tuvieron que buscar profesores entre los llegados al pueblo. “Había una muchacha joven que había venido de Santander del sur, había sido bachiller allá. Fuimos como comunidad y hablamos con ella, que le pagábamos para que enseñara”, relata el veterano fundador.
Mes a mes, la comunidad reunía el dinero para pagar el salario de la profesora, a la vez que iban llegando más y más niños y niñas de otros caseríos y veredas cercanas. “Vimos la necesidad de tener más profesores porque la muchacha ya no daba abasto. Entonces fuimos a Arauquita y conseguimos más gente”, agrega el líder afroaraucano.
Estos nuevos profesores tampoco pertenecían a la planta docente estatal y sus salarios eran pagados por la comunidad. “Con rifas que hacíamos nosotros y nuestros padres, con bazares que hacía la Junta de Acción Comunal, que iniciábamos un viernes y terminaban un sábado, un domingo”, detalla Jhon Jairo Hurtado, quien fue estudiante de la escuela, su primer personero y ahora es líder de Panamá de Arauca.
“En el año 90 miramos la necesidad de que ya había muchos niños terminando la primaria, y había que buscarles una alternativa para avanzar. En la política estaba funcionando la Unión Patriótica, en ese entonces vino un senador llamado Pedro Nel Jiménez, del Meta, de mucha capacidad intelectual y sabiduría. Y dijo: yo voy a poner la primera piedra para este colegio; y puso unos recursos”, sigue contando Romaña.
Sin embargo, como explica Gerson Mena, actual docente de la I.E. que lleva el nombre del senador, “este colegio fue construido en un lote que pertenecía anteriormente a las Fuerzas Militares, pero fue una invasión autorizada, por eso no tenemos el título de propiedad”.
Generaciones en construcción
Año a año, Panamá de Arauca fue construyendo sus casas y sus generaciones. La población de Arauca es una de las más jóvenes de Colombia. Según el DANE, en Arauquita, una gran parte de su gente es menor de 20 años.
Los mayores de ahora fueron antes los primeros habitantes de Panamá de Arauca, y quienes fueron los primeros estudiantes de la I.E. Pedro Nel Jiménez son ahora profesores, administradores del colegio, líderes sociales y comunales, presiden la Asociación de Padres de Familia o han sido constructores y maestros de obra que están erigiendo la nueva sede del colegio.
“Como líder estudiantil, tres veces presidente de la Junta de Acción Comunal, tengo que reconocer y decir que este nuevo colegio es la primera macro inversión que hace el Estado colombiano en este territorio”, afirma con convicción Hurtado. Lo dice refiriéndose a que, el gran aporte del Estado en Panamá de Arauca había sido la carretera principal, obra del Ejército para conectar varios municipios. La electricidad y el agua potable fueron gestionadas y construidas por la comunidad.
También lo ratifica Eduardo Carreño, economista, PhD en pensamiento complejo e investigador de Arauca: “Este es un territorio en el que las potencialidades son muchas, pero los proyectos ejecutados son muy pocos. Con obras como esta nos lleva a recobrar esa confianza en el Estado, en que es posible llegar con la oferta institucional del Estado no solamente con la fuerza militar”. Como se sabe, la presencia militar en Arauca es fuerte, en un escenario de conflicto armado álgido.
“Las personas sienten, por un lado, que gran parte de lo que da el Estado no es una concesión, sino que es lo justo por retribuir con la explotación del medio ambiente. También sienten que han sido victimizados bajo un conflicto que no les pertenece, que ha sido muy cruel con estas comunidades particularmente de esta zona”, agrega Carreño.
“La educación es la paz concreta”
“La paz es dignificar la vida humana. La paz no es solamente silenciar armas. Sobre todo, en el escenario de la educación, que es la llave del éxito”, afirma Hurtado al hablar de la construcción de la I.E. Pedro Nel Jiménez, cuyos recursos de inversión provienen del Fondo Colombia en Paz, creado por el Acuerdo de Paz de La Habana.
De las 45.268 personas en Arauquita, casi 35.000 son víctimas del conflicto armado. Es el segundo municipio del departamento con mayor impacto de la violencia. El Centro Nacional de Memoria Histórica (2014) dice que “Arauca ha sido escenario de confrontación armada de grupos guerrilleros y paramilitares que se han disputado el control fronterizo, las rentas ilegales del tráfico de drogas y de armas, y la explotación de hidrocarburos”.
La Fundación Ideas para la Paz explica que “la reforzada incursión de la Fuerza Pública en la zona con el Plan Colombia escaló el hostigamiento hacia los grupos guerrilleros, lo que derivó en acciones armadas conjuntas del ELN y las FARC, esto terminó en una violencia arrolladora con masacres y desplazamientos de la población”. Según el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH), Arauquita fue el segundo municipio más expulsor de población en Arauca: entre 1998 y 2008 casi 4.500 personas se fueron.
“En el Acuerdo de Paz se habla de la Reforma Rural integral y la implementación en la ruralidad; eso implica desarrollo social, entendido no solamente como el sistema agrícola y pecuario, sino también la educación”, expone Alinton Asprilla, firmante de la paz y uno de los antiguos líderes de las FARC en Arauca, originario de Arauquita.
Asprilla también subraya que: “En los PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial), los campesinos plantearon una necesidad de mejorar la calidad educativa en el departamento Arauca”.
Varias veredas de Arauquita, alrededor de Panamá de Arauca, mantienen riesgos para niñas, niños y jóvenes, como el reclutamiento forzado. “Yo creo que esta nueva sede va a permitir que nuestros jóvenes, nuestros adolescentes, puedan motivarse más para asistir y evitar, por supuesto, la deserción educativa que se han presentado”, opina el profesor Mena.
Diversas investigaciones y experiencias muestran que el acceso y permanencia en el sistema escolar, espacios de recreación, actividades culturales y alimentación sana, que faciliten el uso saludable del tiempo libre y de las emociones, son mecanismos contra el reclutamiento y otras dinámicas violentas.
Ese es uno de los objetivos de la comunidad educativa de la I.E. Pedro Nel Jiménez, como lo manifiesta Amanda García Ramírez, auxiliar administrativa, exalumna, madre de estudiantes y una de las gestoras de esta nueva sede. “Al ser más grandes, nosotros podemos abrir la capacidad para tener más niños, para quitarle más niños, más jóvenes a la guerra”.
La nueva sede construida por el FFIE
El Ministerio de Educación, por medio del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE), en conjunto con la Secretaría de Educación Departamental han invertido 10.808 millones de pesos en la construcción de la nueva sede de la IE Pedro Nel Jiménez, que beneficiará a 900 estudiantes con cuatro bloques separados como estrategia bioclimática de ventilación, zona administrativa, aulas de preescolar, comedor y cocinas, baterías sanitarias, laboratorio integrado, sala de docentes, nueve aulas de básica y media. Además, esta vez la Institución tendrá -por fin- el anhelado título de propiedad del terreno.
La construcción de este colegio ha sido un proceso en el que han participado directivas docentes, la secretaría de educación de Arauquita, la asociación de padres y líderes de la comunidad, arquitectos y contratistas, entre otros actores reunidos por el equipo del FFIE. Adicionalmente, ha recibido el acompañamiento de la Agencia de Renovación del Territorio (ART) y los delegados del Grupo Motor PDET de Arauquita.
En Arauca, el FFIE está trabajando en la construcción de doce sedes de escuelas rurales y en la ampliación de tres colegios que beneficiarán a cerca de 5.800 estudiantes. Además, ya mejoró la infraestructura educativa de otras doce instituciones en las que se beneficiaron a 4.198 niños, niñas y jóvenes, con una inversión de 3.609 millones de pesos. Y en el momento, se está trabajando en el mejoramiento de 29 colegios más en los que estudian alrededor de 5.113 alumnos, para estas obras se destinaron 7.990 millones de pesos y serán entregadas en los próximos meses de 2023 y en 2024.
“Cuando uno llega con colegios, con conectividad, telecomunicaciones, salud, con vías, se agradece mucho porque es un proyecto de vida que ha estado truncado. Lo que sentimos los araucanos, es que Arauca debe dejar de ser esa promesa permanente, para convertirse en una realidad. Y la única forma de hacerlo es a través de proyectos de este tipo que permitan el desarrollo”, concluye Carreño.